miércoles, junio 03, 2015

 ARCHIVADOR Y MI ROTUNDA














Oso hormiguero, vitral husmeador de las cosas nauseabundas
que se arrastran sobre el mundo
¿Qué hilera han de seguir los mortales que se consideran
oriundos de la tierra amañada y sin cernimiento?
¡Las artes! ¡las artes hijo mío!
¡Las artes son la medicina a tanta pobreza!
¿Y por qué nos dan entonces tanto dolor de espalda,
tanto desgaste dactilar, por qué los sagrados rostros
muestran ese ceño de queja y repudio
ante nuestra vanidad dispar?
¿Por qué nos dejan como celadores
disparando a los fantasmas en la ronda acre de lo ignoto?
¿Cuántos safaris habré de perseguir,
tras predicadores, curas, pastores,
extremistas, presidentes, oráculos,
patiquines, diseminadores, exterminadores 
de nuestros egos?



 

















¡Olor a tizne poeta!
Sangre del sudario bautizándote los oídos
Frágiles tus cementerios del pasado
todos se revuelcan bajo las mismas cruces de cobre
Si pudiesen verse ante un espejo
descubrirían el mismo espanto
¡Símbolos, a eso se reduce toda la osadía hijo mío!
A símbolos nos reduce el mundo,
como un ladrón que va dejando fragmentos de barro
Tras los símbolos de nuestras voces rumiantes,
manos en señal de imploración,
ojos desmintiendo la veracidad que les acosa
Simbólicamente nos delatamos,
nos creemos mortalmente heridos
Estamos en realidad, con la cordialidad
de lluvia fresca
Con los pies por delante, aptos/habituados al desvarío
Estamos como la pluma en el viento:
viajando para labrar sobre los lagos
nuestro propio mezquino reflejo


El duende soñador, Junio 2 de 2015. Villa del Rosario.

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