jueves, mayo 14, 2015

RESORTES DEL CORAZÓN

¡Esto no puede ser!
Con la cara ante el maquiavélico destino
nos negamos a ver las esquinas donde
se suceden los cambios
Donde se apostillan las juventudes
Arriesgando sus genitales imberbes
Amenazando con abandonar las conspiraciones,
la transición
Apostando a destajar las impías páginas de libros inservibles



 








  



De caustico verano a lapidario invierno
Por el enjuague del otoño vereda primavera
En esa lágrima que va bajando por tu mejilla
Ahí también voy yo bajando, una mera parte de mi
se desliza hacia tus senos
Como buscando un oasis entre dunas infernales
Queriendo no retratarme en el abyecto espejismo
de lo que alguna vez fuimos
Voy haciendo afán de nado, con la brisa bajo mis sobacos
Como una despampanante criatura prehistórica alada
Como un majestuoso Pegaso con el sol por crines
Virtuosa y frágilmente dipsómano
Vacilo como un gusano que va pariendo un camino tortuoso
para no reventarme contra las enmeladas orillas
de esos acantilados creciéndote como piernas

Tendemos a movernos
Como los vagones de antigüos trenes a vapor
Parsimoniosos, sin opción de zigzagueo
Tendemos a movernos, al menos
Entre los aciertos y las desgracias
Entre los cúmulos y los derrumbes
Todos somos conflicto, nausea, sacrificio
Una regurgitación de las heridas en el alma
Pero tememos a seguir en el trance...
¡Pero tenemos que seguirnos moviendo!
¡Por eso! Para no quedarnos atrapados en esa
desgracia que se nos presenta honda
como un lomo de camello

¡Tenerlo todo sin tenernos a nosotros mismos!
¡Qué pérdida de osadía!
Es quedar con manos fraguadas, vacuas,
mezquinas
Es retirarnos con bocas calladas, triviales
con sabor a huellas de moscas
Por eso ante tanto reclamo de los que huyen
lo único que puedo ser es un puto embriagado
Aquel que no me reconozca como tal, me ofende
Y hasta pueda que no merezca llamarse amigo mío

 














Todos corremos la carrera de gallinas
Embriagados sin darnos cuenta
como que si la vida nos persiguiese y nosotros la evitásemos
¡Qué pendejos podemos llegar a ser!
Con las camas en veces de cascos de guerra
Pretendiendo que no nos lama el bombardeo
de las lenguas malcriadas con sus llagas de ilusiones rotas
¿Qué, si estoy arrecho?
¡Me importan los cojones si me llaman iracundo!
¡Todos tenemos derecho a desempolvarnos,
matar a nuestro enemigo!
seguir corriendo por las plazas, por las líneas
de electricidad
¡cómo pajarracos temerosos de electrocutarse!
¡Putos, putos todos!
¡Cobardes ademanes de sus manos que dicen adiós
y quedan mirándome desde lejos, espiándome,
buscándome asidero en una vida diferente!
¡No!
¡Yo lo que soy es un maldito embriagado! ¡ya lo dije!
¡Yo me nublo como una olla de arroz quemado!
¡Como un rancho de pobreza que se viene abajo
en la noche de una tempestad de ratas, yo me nublo!
¡Todos tenemos derecho a desnudarnos y contarnos los lunares,
y reconocernos como una mancha!
Todos podemos sorber la sangre en las paredes
Machacar las tristezas de un mendigo que se funde
con el mugre de la acera, entre sus perros mal vestidos
Todos alguna vez encontramos la botella,
la vaciamos, la adoramos, vomitamos,
luego renegamos de la resaca
Nos automutilamos, nos autocompadecemos
¡Cobardes! ¡Yo sí puedo ser un puto rascado!
Con mi luto por detrás de las costillas
Con este fuego prodigioso entre mis ojos
¡Por eso sé cómo insultar con la mirada!
Por morir callado puedo comer como comen los zamuros
Es decir, en las mesas de los reyes olvidados
En los graneros de los ricos con tumbas ya compradas de nacimiento
En los potreros del ganado que se quiebra como estacas bajo

nuestros cielos esmeralda

 

Pero tú no ¡Tú no venganza mía!
Mis manos, lo poco que me queda de mis manos, lo tibio...
Lo guardé para salvarte, para lavar la peste de las calles
Erradicar las vírgenes que se tropiezan y dan al suelo con sus velos
Mis ojos repelentes, tendiendo a la ceguera
La poca visión que de ellos queda la guardé
Para admirar las ondulaciones de tus cabellos que se extienden
como una barca hacia un confín de inhóspitos mares
Los neromarmoles de tu pelaje, franco, completo
lienzo bacán de amor espeso como el petróleo
Animal inaudito 

Mis oídos casi castrados al aullido de la luna
se quedan un poco atentos, para el siseo de tu voz
 


¡Ah, qué dicha! ¡Qué dicha esta curda que llevo!
¡Qué dicha poder jactarse de ser un precioso embriagado!
Precioso por la magnitud copiosa en tu enseñanza
Precioso ante tu periplo de palabra inagotable
Extrovertido ante la oración de tu mansa compañía
¡Cómo no ser un brutal majadero ante tan bella anarquía!
Me jacto, me regocijo ¡Soy un borracho!
Y cada vez que no te tengo, no me tengo
Y cada vez que no te tengo, suelo embriagarme
Y cada vez que te tenga, estaré así igual:
Borracho, pero con la conciencia al menos limpia.


Ahí le va un resorte A.D., atrápelo.
El duende soñador, Mayo 12 al 14 de 2015. Villa del Rosario.

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