ENTRE LA
ESPUMA Y LA HIEDRA
Por las
madrugadas los girasoles perezosos
me
abordan con voz enronquecida
me comparten versos que en mi modorra luego ya no apunto,
me comparten versos que en mi modorra luego ya no apunto,
se
dilapidan, termino olvidando
y
extrañando en cierta manera
Las góndolas en Venecia, itinerantes
Las góndolas en Venecia, itinerantes
como los
vendedores de flores
siguen
bailando por entre canales,
al
compás de cascabeles y lucecitas fatigadas
Un mortal desacelera el paso, se explaya como una babosa
Un mortal desacelera el paso, se explaya como una babosa
ante la
rigidez disciplinada de la muralla China
La esfinge bañada de arenas,
La esfinge bañada de arenas,
parece
querer levantarse de su eterno sueño
y
señalar a dedo las verdades de su imperio
Los jeques en sus mesas de reunión enchapadas en oro,
Los jeques en sus mesas de reunión enchapadas en oro,
como
dioses del Olimpo siguen empeñados,
discutiendo
la manera más onerosa
de robar
del mar nuevos territorios
En Manhattan se quedan con la boca abierta
En Manhattan se quedan con la boca abierta
los
competidores en la escalera al cielo,
comienzan
a erigir un rascacielos VIP
en el
que puedan aterrizar los ángeles
y debatir de cielo e infierno entre martínis y coñacs
Hoy los candados de aquel puente parisino
y debatir de cielo e infierno entre martínis y coñacs
Hoy los candados de aquel puente parisino
donde
los amantes se juraban y baboseaban besucones,
finalmente
han sido liberados de la pesadilla,
como los
aleteos agonizantes de esas tantas promesas
cuyo
puerto extraviaron
Las pulgas arrinconadas por el hambre
Las pulgas arrinconadas por el hambre
buscan
un lomo más rechoncho
porque
aquel flácido perro, en su filigrana desnutrida
comienza
a desfallecer
en el
callejón de los apartados
Jardines de Babel, Antártidas perdidas,
Tierras
de Fuego y cuantas maravillas
nos
tientan con sus sueños de infancia
Conforme con invadir a pulso
Conforme con invadir a pulso
las
verdes y frías sabanas
en que
tus pasos juguetean a cosechar destino
¡Así
querencia!
Así
puedo permanecer este tiempo
Con el
matiz distinto de esas tierras
que ya
antes he flanqueado recurrentemente
Pero
ávido ahora de tu intimidad de bosque
engalanándoles
engalanándoles
Luego
juntos, esos demás imperios en que me he soñado,
irán
cayendo flojos
como
sombras ante la amenaza
arrinconante
de nuestros pies
No puedo
buscarte más, porque ya me has encontrado A. Dukon.
El
duende soñador, Junio 1 de 2015. Rubio.
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