Estas palabras no son mías, jamás lo fueron. Son del viento que tu tamizas por entre mis pensamientos, son del fuego que me bordas en mitad del pecho, del delirio transformado en sueños sempiternos, de tu influencia febril. Son frases de sangre apiladas en pergaminos que te cuentan... Simplemente una catarsis de sueños derramados
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